sábado, 25 de abril de 2009

Ese inquietante hombre de paja


Desde que era niño, siempre he sentido cierta curiosidad por los espantapájaros. Creados con todo tipo de materiales y ataviados con ropajes singulares, los espantapájaros representan un intento más del hombre por controlar la naturaleza y dominarla a su antojo. Son figuras errantes, sin rostro, que aguardan silenciosamente entre los campos mientras los defienden de posibles amenazas.

El significado del vocablo proviene del inglés, scarecrow, que no quiere decir otra cosa que espanta-cuervos, dado que estas carroñeras aves tienen, entre sus prácticas comunes, la costumbre de arrasar los campos para comerse las semillas recién plantadas. Lo que me fascina de este invento es la mitología que lo rodea y su retrato en los diferentes medios de expresión. Dentro de la cultura popular, encontramos desde un espantapájaros que quería tener la inteligencia humana en El mago de Oz hasta un espantapájaros que deseaba acabar con Batman en los comics del célebre superhéroe de DC. E incluso pudimos ver cómo en la segunda entrega de Jeppers Creepers, el monstruo se camuflaba entre los campos de trigo adoptando la forma de un espantapájaros.

Tan simple y misteriosa a la vez, la figura del espantapájaros ha ido mutando con el paso del tiempo y ha ido adoptando formas que obedecen a modelos culturales de una nación. Prueba de ello es el video que les adjunto para cerrar esta breve entrada de hoy. Si creían que lo habían visto todo en materia de espantapájaros (si es que se pueden englobar dentro de una materia), vean cuál es el concepto que tienen los japoneses de estos muñecos de trapo. Realmente pone los pelos de punta.

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