domingo, 22 de febrero de 2009

La barbarie silenciosa


Este año se celebran los 400 años de un suceso que ha marcado la historia de España pero que, con el tiempo, parece haber caído en el olvido e incluso ser ninguneado. La expulsión de los moriscos de la Península Ibérica, que se produjo en el año 1609, puede ser catalogada, sin exagerar, de un holocausto o barbarie silenciosa que procedió en el país como una suerte de “limpieza étnica” con un fondo religioso.

Adentrándonos un poco en la historia de nuestro país, hay que situar la expulsión de los moriscos en un marco dominado por una Europa presa de la cristiandad más ferviente e impositiva. Tal y como se expresa en este artículo de Álvaro Galmés de Fuentes, el hecho de ser mudéjar en España durante los siglos XII, XIII y XIV no era una condición intolerable, así que esta minoría podía conservar su religión y tradición en “una situación de sano equilibrio”. Pero esta convivencia no se prolongaría por mucho tiempo, dado que, cómo nos explica detalladamente el citado artículo, en la conquista de Granada de 1491 se empezó a forjar la expulsión producida más de 100 años después. La figura de fray Jiménez de Cisneros fue clave en este proceso, dado que obligó a los mudéjares granadinos a convertirse forzadamente el cristianismo, hecho que desencadenó en la rebelión de las Alpujarras de 1490-1500. Significativas son las palabras del notable morisco, Yuçé Benegas, sobre lo acontecido:

“I tengo par mí que nadi lloró con tanta desventura como los hijos de Granada . No dubdes mi dicho por ser yo uno d-ellos y ser testigo de vista , que vi por mis ojos descarnecidas todas las nobles damas , ansí viwdas como casadas , i vi vender en pública almoneda más de treçientas donçellas … Yo no lloro lo pasado , pues a ello no ay retornada , pero lloro lo que tú verás , si as vida i atiendes en esta tierra i en esta isla de España … Y todo será crudeza y-amargura para quien abra sentido . I lo que más duele , ¿ Qué serán los muslimes a par de los cristianos , que no reusarán sus trajes ni escivarán sus manjares ? … Si el rey de la conquista no guarda fidelidad , ¿ qué aguardaremos de sus suzesores ? “ .

Fuente: Los Moriscos (Álvaro Galmés de Fuentes)

Este foco represivo se extendió rápidamente al reino de Castilla, y más tarde al de Aragón, así que la conversión al cristianismo se convirtió en una premisa de obligado cumplimiento en la península. Con este estado de las cosas, el artículo de Wikipedia nos cuenta cómo, durante estos años, se fueron labrando una serie de causas definitivas para llevar a cabo la expulsión. Entre éstas, destacan el hecho de que los moriscos (ya mudéjares convertidos: "Se dice del musulmán a quien se permitía seguir viviendo entre los vencedores cristianos sin mudar de religión, a cambio de un tributo", según 1609-2009) seguían constituyendo una minoría social a parte pese a la conversión y, sobre todo, los intentos fallidos del cristianismo europeo por apaciguar la corriente protestante. Hacía falta, pues, un golpe de efecto. Una maniobra capitaneada por el rey de los ya dos reinos unificados, Felipe III, quien no dudó en decretar la expulsión de los moriscos el 9 de abril de 1609.

Desde nuestra butaca, se hace muy complicado tan siquiera imaginar los mecanismos que se llevaron a cabo para esta expulsión étnica en toda regla. Por el camino quedó un legado histórico, una tradición milenaria que había dotado la península de pluralidad y riqueza cultural y que, en cuestión de días, fue rebanada de una forma inhumana, obligando a esta comunidad a abandonar una tierra que también les pertenecía. Literatos como Ibrahim Taybili, Ibrahim de Bolfad o Al-Hayari Bejarano dan fe de unas raíces que fueron víctima de un suceso terrible, que se cobró la expulsión de 300.000 personas del país. El proceso no sólo tuvo consecuencias atroces en lo humano, sino que además castigó a muchos elementos relativos al mundo árabe. Un ejemplo es el que nos expone el autor Roger Boase en su texto The Muslim Expulsion from Spain, donde se explica que más de 5.000 libros pertenecientes a esta tradición fueron quemados.

Desde mi punto de vista, es sumamente importante que tengamos en cuenta los hechos acontecidos en el pasado, ya que actualmente estamos viviendo una nueva repoblación del mundo arábigo en España, y no deberíamos caer en errores de moralidad fáciles, tales como la xenofobia o el racismo. Así, no deja de ser preocupante que por la red circulen textos como el que les adjunto a continuación: La expulsión de los moriscos: una cuestión perenne. Este lamentable escrito de Manuel Fernández Espinosa niega la barbarie de la expulsión morisca y se atreve a justificar sus medios, como un adagio que nos debe servir para luchar contra “el panorama actual”.
Para terminar, les dejo un video que se pronuncia en una línea similar, buscando “argumentos históricos” para demostrar que España no es ni ha sido nunca mora. Como podrán observar, el video se construye de una forma perversa a través de imágenes estáticas y textos tendenciosos, que desembocan en la idea de la “pureza de la raza española”.

Por este motivo, vuelvo a dejar claro mi mensaje: ahora, más que nunca, hay que vigilar. Vivimos en una época de cambios, de inmigración y de miedos infundados por los sectores más radicales de la sociedad. Este texto y video finales no hacen más que revitalizar una barbarie silenciosa en la actualidad. Reflexionemos sobre ello.

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